Era
una de esas noches a las que les vas a tener miedo siempre, típico de película
de terror.
Yo
miraba la puerta esperando por ver o escuchar algo y en ese momento iba a
llamar a mi papas, después de todo, aunque aparente 16 años tengo 5, por lo
tanto todavía puedo llamar a mis papas porque tengo miedo y mi orgullo queda
intacto.
Gracias
a los relámpagos, la habitación se iluminaba por unos segundos y yo chequeaba
que todo este bien.
Supongo
que era la única medio-vampira a la que le asustaban las tormentas, teniendo en
cuenta lo que soy y de lo que soy capas, pero en realidad soy la única
medio-vampira así que… yo decido a que le tenemos miedo y no los de mi clase.
Trate
de distraerme mirando el reloj con forma de gato que me regalo mi tía Alice,
era hermoso de un lado llevaba una foto
y del otro el reloj se podía cerrar y dejarlo como un libro, pero yo lo tenia abierto apoyado en sus bases
para así poder ver el reloj y la foto en la que estaba yo-donde aparentaba 5
años- con mi padres.
Siempre
me tranquilizaba ver ese reloj, en este momento el reloj marcaba las 3:00am, de
repente vi entrar a Aro, Jane y Alec a mi habitación, Aro tenía la cara de una
persona que acaba de encontrar un tesoro, Alec tenia cara de impotencia, Jane
tenia una cara de repugnancia absoluta hacia mi, mas de la que le tenia a mi
mama el día que todos se iban a enfrentar en el claro por mi causa. En ese
momento me preguntaba donde estaban mis padres.
Aro
empezó a caminar hacia mi con un paso de quien posee mucha elegancia, pero algo
en su cara me decía que lo mejor para mi era que nunca se termine de acercar,
Supongo
que el terror que me estaba invadiendo se estaba reflejando en mi rostro,
porque mientras se acercaba sonrío -era la sonrisa mas siniestra que podría
existir-y en un segundo estaba encima mío.
-Vas
a pertenecerme Renesmee Cullen.
Y
en ese momento me desperté totalmente aterrada y empapada en sudor, sentía el
pulso atrás de mis orejas sonando como si fueran tambores. La tormenta ya había
pasado pero el terror que sentía no era nada comparado con el miedo que me
daban un par de truenos.
Mis
padres deberían estar oyendo como mi corazón
estaba apunto de salir por mi garganta.
-estoy
bien fue una pesadilla, aterradora, pero nada mas.
¿Pero
y si no fue una pesadilla y nada mas? ¿Y si resulta ser un nuevo don?
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